Hacer un esfuerzo mayor al que estamos acostumbrados y tener agujetas durante uno o varios días, es todo uno. ¿Quién no ha sufrido en alguna ocasión esa horrible molestia que son las agujetas? Fastidiosas e incluso dolorosas, aparecen tras realizar ejercicio físico de manera intensa y son muestra de que este ejercicio ha servido de algo.
Existen varias teorías sobre la causa concreta de las agujetas. La más aceptada explica que, como respuesta al sobreesfuerzo, se producen una serie de microrroturas e inflamaciones de las fibras musculares.
Al no estar acostumbradas a ese nivel de trabajo físico, las fibras no son capaces de sostener dicha intensidad. Es entonces cuando las microrroturas obligan al cuerpo a iniciar una fase de reconstrucción y recuperación para enfrentarse a nuevos esfuerzos.
Las agujetas aparecen entre las 12-24 horas posteriores al esfuerzo y su pico de intensidad se da a las 48 horas. No obstante, en función de nuestro estado físico, las molestias se pueden alargar hasta 7 días. Sí, igual hiciste demasiado esfuerzo… No obstante, y a pesar de las numerosas investigaciones realizadas, resulta curioso cómo hoy en día no se ha establecido un método claro de prevención de mialgia diferida, nombre médico de las agujetas.
Sigue estas recomendaciones generales:
Olvídate del mito del agua con azúcar, no funciona. Una buena opción para recurrir ante la llegada de las agujetas es la terapia con masajes o la crioterapia (aplicación de hielo). Ante casos más agudos, recurre a la electroestimulación o los ultrasonidos, aunque no suele ser necesario llegar a este método como tratamiento de la mialgia.
En situaciones más extremas, cuando pasados unos días el dolor persiste aún o se acentúa, calma las molestias con antiinflamatorios. En cualquier caso, es mejor no automedicarse y contar siempre con prescripción médica.
Pero, sin duda, lo mejor para retomar la normalidad es volver al ejercicio. El ejercicio aumenta la circulación sanguínea oxigenando el músculo y ayudándolo a limpiarse. Así que ¿repetimos?