Tenemos miedo desde la infancia. Miedo a la oscuridad, a los ruidos fuertes, a la separación, a los médicos, a los desconocidos, a lo desconocido. El miedo en los niños genera en los padres cierta ternura y, en algunos casos, un deseo de sobreprotección que no siempre es lo mejor para su desarrollo emocional. Los miedos en la niñez se conocen como “evolutivos” y desaparecen cuando los pequeños son capaces de razonar.
El miedo es una reacción fisiológica que se produce ante la percepción de un peligro. No importa si es real o supuesta, presente, futura o incluso pasada. Es una respuesta racional que no hemos de confundir con las fobias o la ansiedad anticipada, por ejemplo, donde existe un temor irracional a una situación concreta.
Si tu retoño es asustadizo y te gustaría ayudarle, sigue estos sencillos consejos para fortalecer la confianza en sí mismo. ¡Demuéstrale que puede enfrentarse a sus temores!
Si el miedo es muy intenso y persiste de forma anormal, consulta con tu pediatra o con un psicólogo infantil que os aporte herramientas para ayudar a que lo supere. Existen aplicaciones y peluches como Bye, bye fears que os ayudarán a que el camino sea más amable y sencillo.