Los niños no prestan demasiada atención a su apariencia durante la infancia, pero con la llegada de la adolescencia la imagen corporal pasa a un primer plano y necesitan la aprobación de los demás para sentirse bien. Las opiniones positivas de su entorno contribuirán a reforzar la autoestima del adolescente y a mejorar su concepto de sí mismo, por lo que es importante que los padres comprendamos estas nuevas preocupaciones. La construcción de una buena autoestima es un largo proceso que comienza durante la adolescencia y continúa en la edad adulta. Las personas con una buena autoestima rinden mucho mejor en todo aquello que hacen y tienen más facilidad para comunicarse y establecer relaciones sociales sanas.
¿Qué le está pasando?
El adolescente debe hacer frente el que ya no es exactamente el que era antes, no sabe aún quien será, que pierde y gana en el proceso. Los cambios corporales confrontan de forma inevitable un hecho: el paso del tiempo como fenómeno hasta ese momento considerado como realidad, ahora se impone. Dentro de sus momentos caóticos en relación a la sexualidad y la identidad de género, así como en relación a los sentimientos amorosos y la impulsividad abrupta, el adolescente va descubriendo que tiene una mente capaz de pensar, que es capaz de sentir y que los sentimientos forman parte de la vinculación entre las personas, y que con el ejercicio de las propias capacidades, puede ir pasando de la dependencia hacia la independencia. El adolescente va ganando capacidad de observación de si mismo y va tomando conciencia de las consecuencias que derivan de la aceptación del paso del tiempo como un hecho inevitable. Los dos aspectos contribuyen a conformar lo que será la identidad estable, madura, y características más adultas.
¿Qué podemos hacer los padres?
Debemos ayudarle a poder comprender y manejar la frustración por los avatares y dificultades de la vida a los que deben ir gestionando ellos mismos. Solucionar problemas con un adolescente requiere desplegar herramientas de comunicación útiles:
Muchos padres temen que sus hijos lleguen a la adolescencia, porque siempre se ha considerado una etapa difícil y conflictiva, en la que su autoestima es más frágil. Con un poco de paciencia y comprensión, y recordando que nosotros también fuimos adolescentes una vez, podemos ayudar a nuestros hijos a tener una buena adolescencia en la que formen una autoestima sana que les permita vivir una vida plena y feliz.