Decidir que nuestro hijo tiene que ir a la guardería no es fácil, pero lo realmente complicado es prepararnos para esta nueva etapa en la que nos separamos de nuestro pequeño. Si es un trance para nosotros, también lo es para el niño, que por primera vez tiene que permanecer en un lugar desconocido sin las figuras que han estado presentes en su vida desde que nació (padres, abuelos, familiares). Por ello, necesita el máximo apoyo para adaptarse de la mejor manera posible a la guardería.
La situación ideal es que ambos padres podamos acompañarlo y vivir a su lado el período de adaptación, así como transmitirle la seguridad, los mimos y la comprensión que solo una madre o un padre pueden proporcionarle en momentos de desconcierto como este. Con este acompañamiento, intentamos que el niño se integre en este nuevo entorno, con sus compañeros y maestros.
Algunos consejos más para afrontar este reto:
Ir a la guardería es el comienzo de la vida independiente de nuestros hijos y, aunque nos provoque cierta tristeza o preocupación, debemos ser capaces de hacer de tripas corazón, coger su manita y acompañarles en esta nueva etapa.